Dicen los noctámbulos que, por el canal maestro sur en las noches, se ve deambular una damisela harapienta. Pocos la han visto, pero después de tantos años, ya todos en la villa conocen la leyenda. Lacios cabellos oscuros, ojos negros, y una piel blanca como la nieve de las altas cumbres; es la descripción que arriesgan los afortunados de haberla encontrado. Los poetas y músicos, salen a la cacería de la aparición, pues auguran que de sus labios, proceden las más fantásticas inspiraciones. Algunos dicen que es un fantasma, otros la categorizan de alma en pena, y los más racionales afirman que tal mujer no existe. Cuando llega el invierno y las heladas asientan en las horas nocturnas, el curso artificial de agua despide unos vahos de ilusión y misterio, que se confunden con la niebla. Los transeúntes siguen soñando despiertos con la damadel canal y, quizás ella aparezca para sorprenderlos, danzando al ritmo de esos vapores naturales, o tal vez no, porque prefiere seguir siendo un enigma.
Carlos Manuel Vicente
*Foto: Patricia Bonaparte