Un mundo dentro de otro. El universo en la palma de una mano. Sueños eternos y de otros tiempos, de otros corazones, de otros ojos que miraron al cielo diáfano. Una galaxia de inflorescencias, erupción de las venas del algarrobo; el soberano del valle, sostiene en sus ramas un paraíso nostálgico. Siglos pasaron a sus pies y resiste, estoico, magnífico, desafiando seres y tormentas. Y son cada una de sus flores, las almas de los ancestros de la tierra. Son los hijos de este suelo, una ventana al pasado, y un vistazo al futuro que se avecina. Las miradas que cautiva, caen en su hechizo silente, y abrazan la fuerza de la naturaleza. No hay más poder que su magia arcaica, en la vastedad de hondonadas y sierras, y los años pasarán, pero sus hijos, volverán a ver cada primavera.